a. Dificultades para aprender a escribir sin causa o razón aparente (sin alteraciones
neurológicas, sensoriales, intelectuales o psicológicas significativas).
b. Disociación entre lectura y escritura.
c. En los trastornos disortográficos la principal dificultad se manifiesta en el ámbito léxico (recuperación de la forma ortográfica de la palabra) y no a su trazado o grafía.
d. En los trastornos disgráficos la problemática es en el trazado, en la forma de la letra, en la direccionalidad, en la configuración del escrito, que implica la alteración de factores motrices referidos a los alógrafos y patrones motores. (GARCÍA VIDAL, 1989)
De todo lo expuesto surge que no existen recetas para todos los niños que tienen dificultades en el aprendizaje de la escritura. Algunos niños necesitarán refuerzo en los procesos más periféricos (motores) y otros en procesos lingüísticos o de planificación.
Por ello en la selección de actividades para el aula, no es necesario el diseño de actividades especiales para aquellos niños con dificultades, dado que si hemos diseñado las actividades teniendo en cuenta los procesos y subprocesos que estas actividades favorecen, sólo tendremos que seleccionar aquellas que estimulan el desarrollo de los componentes afectados.
Así frente a un niño con dificultades grafomotoras, no insistiremos durante la evaluación en el tipo de letra, la forma, el tamaño, la presión, sino que le destacaremos su buena ortografía, la selección del tema, la construcción sintáctica, la composición, el uso del vocabulario, etc.
Mientras que en actividades de clase podemos ofrecerle una copia de lo que se realizó en horario escolar, para que el niño pueda con tiempo y en su casa pasar en limpio el material, en ocasiones de su puño y letra y en otras permitiéndole el uso de la computadora, dependiendo de la complejidad del caso.
En cambio frente a un niño con dificultades del tipo disortográficas, podemos apuntar a favorecer los componentes afectados, así, algunos niños necesitarán mayor ejercitación en la conciencia léxica (no es muy frecuente en niños del 2º ciclo), otros en las representaciones ortográficas, en otros apuntaremos a procesos más centrales tales como la planificación (generar, organizar y fijar propósitos), también podemos estimular el monitoreo de la propia actividad (autocorrecciones durante todo el proceso, tanto de las formas ortográficas, signos de puntuación, coherencia, cohesión, etc.)
Información recogida de este enlace:
Indicadores de trastornos
Me parece muy importante que los maestros detecten cuanto antes si algún alumno presenta una dificultad de este tipo, ya que cuanto más temprano sea el diagnostico, antes se podrán aplicar al alumno las medidas acorde a su trastorno.